En un acto simbólico de reparación y dignidad, la Unidad para las Víctimas entregó 490 cartas de indemnización administrativa a sobrevivientes del conflicto armado en La Guajira. El monto total de las compensaciones superó los 5.400 millones de pesos, dirigidos a personas residentes en municipios como Riohacha, Maicao, Manaure, Fonseca, Urumita y San Juan del Cesar.
Durante la jornada, la entidad no solo dio recursos económicos, sino también un reconocimiento formal de las vidas afectadas: se leyó la “Carta de Dignificación”, un mensaje oficial del Estado que honra la memoria, el nombre y el honor de cada víctima, reafirmando su condición de sobrevivientes.
El director territorial para Cesar-La Guajira, Gustavo Benjumea Daza, destacó que muchas de las personas que recibieron la indemnización fueron priorizadas por su edad, discapacidad o enfermedades catastróficas. Este criterio, explicó, responde al compromiso con una reparación individual más justa y efectiva, dentro del marco de la política de reparación integral.
En estas jornadas también se brindó orientación institucional para que las víctimas accedan a rutas de atención integral por medio del Sistema Nacional de Atención y Reparación Integral a las Víctimas (SNARIV). La articulación con administraciones municipales, enlaces de víctimas y mesas de participación fue clave para facilitar este acompañamiento institucional.
Uno de los beneficiarios, Álvaro Romero, quien recibió su carta de indemnización en San Juan del Cesar, expresó su agradecimiento. Para él, la compensación no es solo económica: “Nos han abierto la mente. Aquí somos campesinos, trabajamos la tierra, y pensar en que nuestra tierra produzca nos da una oportunidad para no malgastar este dinero”, dijo, reflejando la importancia de que los recursos vayan acompañados de proyectos de vida.
Este nuevo desembolso de la Unidad para las Víctimas representa un paso importante en la reconstrucción de la paz en La Guajira. Para muchas personas, es la materialización de un reconocimiento del Estado al sufrimiento vivido, pero también una apuesta por una reparación con futuro: mediante su acompañamiento y formación, las víctimas podrán transformar estos recursos en proyectos duraderos.






