La Guajira enfrenta un desafío ambiental con la proliferación del caracol africano, una especie invasora que afecta los ecosistemas locales y representa riesgos para la salud pública.
Germán Sánchez, profesional especializado del Grupo de Ecosistemas y Biodiversidad de Corpoguajira, explicó que el incremento en las poblaciones de caracol africano se hizo evidente a finales de 2024, particularmente en municipios como Dibulla y Maicao, debido a las intensas lluvias provocadas por el fenómeno de La Niña. “Durante la prolongada temporada de lluvias, las poblaciones de caracol africano se multiplicaron. Ahora, con la disminución de lluvias y alimentos disponibles, los caracoles se desplazan buscando comida entre lotes y basurales”, explicó.
Indicó que la solución principal radica en la recolección controlada de los caracoles y su adecuada disposición. Sánchez destacó que es crucial intensificar estas labores para evitar que los caracoles transmitan enfermedades o contaminen el entorno. “No debemos hacer caso omiso. Hay que recolectarlos y enterrarlos en fosas de al menos 50 centímetros de profundidad, utilizando sal común para desnaturalizarlos de forma segura”, precisó
El especialista también enfatizó la importancia de manipular los caracoles de manera segura. “No se debe tener contacto directo con ellos. Es imprescindible utilizar guantes o herramientas como palas para evitar riesgos sanitarios”, anotó.