El Servicio Meteorológico Nacional de la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA) ha emitido un informe advirtiendo sobre una posible actividad de huracanes superior a lo normal en la cuenca del Atlántico para este año. La temporada de huracanes en el Atlántico, que se extiende del 1 de junio al 30 de noviembre, presenta un 85% de probabilidad de ser más activa de lo habitual.
La NOAA predice entre 17 y 25 tormentas con nombre, aquellas con vientos de 39 mph o más. De estas, se espera que entre 8 y 13 se conviertan en huracanes, con vientos de 74 mph o más, y de 4 a 7 de estos podrían ser huracanes de gran intensidad, alcanzando categorías 3, 4 o 5, con vientos de 111 mph o más. Los pronosticadores de la NOAA tienen un 70% de confianza en estos rangos de actividad.
Steffany Atencia, Directora Operativa de Gestión del Riesgo de Desastres departamental, destacó la importancia de estar informados y preparados. “Esto se puede presentar en cualquier momento, por eso debemos estar informados para que juntos actuemos de inmediato. La gestión debe ser de todos, es necesario que acatemos las recomendaciones”, afirmó.
La elevada actividad de huracanes prevista se debe a varios factores, como las temperaturas cálidas en el Océano Atlántico, el desarrollo de condiciones de La Niña en el Pacífico, la reducción de los vientos del Atlántico y una menor probabilidad de viento que inhibe la formación de tormentas tropicales.
Antes del inicio de un ciclón, es crucial seguir las informaciones emitidas por los medios de comunicación y los avisos meteorológicos. También es esencial atender el estado de alerta emitido por el gobierno departamental y municipal, basándose en la información proporcionada por la Mesa Nacional de Alertas de Huracanes.
La Unidad Departamental de Gestión del Riesgo de Desastres (UDRGD) recomienda diversas acciones de prevención para la población, incluyendo:
- Preparar un kit de emergencias con agua potable, alimentos no perecederos, linterna, pilas, radio portátil, ropa y documentos importantes.
- Identificar refugios si se considera que la vivienda es vulnerable a las lluvias y vientos fuertes, asegurando que todos los miembros de la familia, incluyendo mascotas, puedan trasladarse.
- Revisar y asegurar techos, ventanas y puertas; podar árboles y ramas que puedan caer sobre las casas; y asegurar objetos sueltos para evitar que se muevan durante una emergencia.
La comunidad debe permanecer vigilante y seguir las directrices de las autoridades para minimizar los riesgos y garantizar la seguridad durante la próxima temporada de huracanes.