En medio de la apuesta nacional por las energías renovables, La Guajira vuelve a estar en el centro del debate. Expertos y líderes sociales advierten que la llamada “transición energética” no será justa si no respeta los derechos y la cultura del pueblo Wayúu.
El lanzamiento del libro Transición energética justa para La Guajira revela preocupaciones profundas sobre el impacto de los proyectos eólicos y solares en los territorios ancestrales. Aunque estas iniciativas son presentadas como motor de desarrollo, las comunidades denuncian que podrían afectar sus prácticas culturales, el acceso al territorio y su bienestar colectivo.
Retos en infraestructura y retrasos
El retraso en la entrada en operación de la Línea de Transmisión Colectora, fundamental para evacuar más de 2.300 MW hacia el sistema eléctrico nacional, refleja las dificultades técnicas y burocráticas que enfrenta el proceso. La obra debía estar lista desde 2022 y aún no entra en funcionamiento, lo que retrasa los beneficios que se prometen para la región.
Justicia social y cultural en juego
Más allá de lo técnico, el debate se centra en la dimensión social. Las consultas previas, reconocidas como derecho fundamental de los pueblos indígenas, son vistas como un requisito indispensable para garantizar una transición verdaderamente inclusiva.
Sindicatos y colectivos de trabajadores también han levantado la voz. Desde el Colectivo de Trabajadores por la Transición Justa, se insiste en la necesidad de programas de reconversión laboral, diversificación económica y protección social para que la transición no se convierta en un factor de exclusión.
El gran desafío
Los expertos coinciden en que La Guajira no puede ser solo escenario de megaproyectos energéticos. El verdadero reto es construir un modelo en el que las comunidades indígenas sean actores activos y beneficiarios directos del cambio, con pleno respeto a su identidad y su territorio.