En 2024, el Tren del Agua de Cerrejón marcará una década de servicio, tiempo en el cual ha entregado más de 57 millones de litros de agua potable a 154 comunidades vecinas a la operación férrea y a las áreas de Mina. Este programa es parte del compromiso de la compañía por impactar positivamente el desarrollo y bienestar de sus comunidades.
Juan Carlos García Otero, gerente de Asuntos Sociales de Cerrejón, comentó: “En Cerrejón, estamos comprometidos con La Guajira. Este tren cargado de agua, único en su clase, es un ejemplo de que nuestra responsabilidad va más allá. Somos un aliado en el bienestar de nuestros vecinos. Durante estos 10 años, hemos visto cómo el agua que llega a las comunidades transforma vidas, mejora las condiciones de salud, reduce las distancias que las personas deben recorrer y les brinda la oportunidad de tener un futuro más digno”.
Explicó que desde su inicio en 2014, el Tren del Agua ha logrado un impacto significativo, suministrando más de 368 millones de litros de agua potable. En el año anterior, de enero a diciembre, 2.382 familias de 164 comunidades, incluyendo Roche, Barrancón, Campo Alegre y San Francisco, recibieron este recurso esencial cada quince días, facilitando su acceso directamente en sus territorios.
María Chiquinquirá Almazo, autoridad de la comunidad de Mulamana, expresó su agradecimiento a Cerrejón: “Quiero manifestar mi agradecimiento a la empresa Cerrejón que siempre está pendiente de las necesidades de la comunidad. Siempre hemos sido beneficiarios del agua, que para nosotros es muy importante ya que contamos solo con la ayuda de Cerrejón. El agua es vital; sin ella no podemos hacer los alimentos, no vivimos. Cuando se presentan esos bloqueos en la línea férrea se nos dificulta la llegada del líquido y eso nos inquieta”.
Para facilitar esta entrega, Cerrejón utiliza un tren compuesto por dos vagones cisterna con capacidad de 80.000 litros cada uno y cinco carrotanques, que se encargan de repartir el agua en los puntos acordados. La fuente principal del agua entregada cerca de la mina y a lo largo de la línea férrea es la planta de tratamiento ubicada en el municipio de Albania. En contraste, el 100% del agua destinada a la Alta Guajira proviene de la planta desalinizadora en Puerto Bolívar.
Históricamente, los wayuu han enfrentado una grave escasez de agua, dependiendo de jagüeyes y molinos para obtener este recurso vital. Esta falta de acceso ha llevado a muchas familias a recorrer largas distancias a pie para proveerse de agua, generando una lucha constante por la supervivencia en un entorno natural hostil. Las comunidades han desarrollado prácticas y conocimientos ancestrales para encontrar y preservar el agua, pero la necesidad sigue siendo un desafío apremiante.