La Unidad para las Víctimas protocolizó el Plan Integral de Reparación Colectiva del resguardo wayuu de Mayabangloma, en el municipio de Fonseca, La Guajira, un acto que marca un hito en el proceso de reconstrucción del tejido social y cultural de esta comunidad indígena que sufrió durante años los efectos del conflicto armado.
La iniciativa, concertada con sus autoridades tradicionales, busca restituir derechos, fortalecer la identidad cultural y garantizar la no repetición de los hechos violentos que los silenciaron por más de una década.
El plan contempla una inversión superior a los cuatro mil millones de pesos y beneficiará a cerca de cinco mil habitantes del resguardo, quienes verán materializados proyectos orientados al fortalecimiento de su emisora comunitaria Utay Stereo, al rescate del idioma wayuunaiki y a la recuperación de espacios de encuentro cultural.
La emisora, que durante años permaneció apagada por temor a las represalias de grupos armados, volverá a ser el canal a través del cual las comunidades podrán expresar su palabra, difundir su pensamiento ancestral y reconstruir su memoria colectiva.
Durante la ceremonia de protocolización, realizada el pasado 6 de noviembre, el cabildo gobernador Eder Man Uriana destacó la importancia del acto para la comunidad. “Después de diez años de lucha y perseverancia, hoy damos un paso significativo hacia la justicia y la paz para nuestro pueblo. Recuperar nuestra voz es sanar una parte de la herida que dejó el conflicto”, expresó.

La Unidad para las Víctimas, a través de su director territorial en Cesar y La Guajira, Gustavo Benjumea Daza, resaltó que este proceso no fue diseñado desde un escritorio, sino construido junto a la comunidad, atendiendo sus necesidades, tradiciones y formas propias de organización.
Según explicó, el desafío ahora será cumplir con la implementación efectiva de las medidas, garantizando la participación activa de los wayuu en cada etapa y el uso transparente de los recursos destinados a su reparación.
El Plan Integral de Reparación Colectiva de Mayabangloma representa mucho más que un compromiso institucional: es la oportunidad de transformar el dolor en esperanza, de restablecer la palabra como símbolo de resistencia y de devolverle al pueblo wayuu la posibilidad de ser escuchado.
En un territorio donde el silencio fue impuesto por la violencia, recuperar la voz significa también recuperar la dignidad y reafirmar el derecho de las comunidades indígenas a existir, contar su historia y construir su futuro desde su propia cosmovisión.






