La Jurisdicción Especial para la Paz (JEP) reveló un hallazgo que reabre las heridas del conflicto armado en el norte del país: 282 contenedores con restos óseos fueron encontrados en el cementerio Jardines del Eccehomo, en Valledupar, durante diligencias judiciales realizadas entre el 8 y el 10 de octubre.
El hallazgo fue presentado ante familiares de víctimas de desaparición forzada y ejecuciones extrajudiciales, en el marco de una audiencia de verificación de verdad y reconocimiento de responsabilidades. La Unidad de Investigación y Acusación de la JEP explicó que los restos podrían corresponder a personas dadas por desaparecidas en la región durante los años más intensos de la violencia.
Historias que esperan un nombre
De acuerdo con el fiscal territorial Jerry De Jesús Garavito Rivera, muchos de estos cuerpos fueron sepultados como “no identificados” o “no reclamados”. Según relató, los cadáveres permanecían un año en el cementerio bajo un contrato temporal con la Alcaldía de Valledupar. Luego, eran almacenados y finalmente depositados en fosas comunes, lo que impidió que cientos de familias pudieran reclamar a sus seres queridos.
“El registro mostraba que los cuerpos habían sido entregados, pero en realidad muchos nunca salieron del cementerio”, reconoció Garavito ante la JEP.
Una búsqueda que no cesa
Los equipos forenses identificaron que, de los 282 contenedores exhumados, 108 contienen estructuras óseas de interés forense. En 23 de ellos ya se inició el análisis genético: nueve entregaron perfiles completos y 14 se encuentran en proceso.
Las labores incluyen cadena de custodia, fijación fotográfica, clasificación y embalaje de los restos, priorizando aquellos con signos de violencia o posible causa de muerte violenta.
Valledupar, territorio bajo medidas cautelares
Tanto el cementerio Jardines del Eccehomo como el Cementerio Nuevo de Valledupar permanecen bajo medidas cautelares ordenadas por la JEP. El tribunal busca proteger posibles lugares de enterramiento de personas desaparecidas y garantizar que los procesos de exhumación se realicen con el debido acompañamiento técnico y humano.
La información recabada podría ayudar a identificar víctimas no solo del Cesar, sino también del sur de La Guajira y del Atlántico, regiones donde las desapariciones fueron sistemáticas durante las décadas de conflicto.
Memoria, verdad y dignidad
Para las familias, este hallazgo es un nuevo paso hacia la verdad, pero también un recordatorio del largo camino que falta por recorrer. El deterioro de los restos, la falta de registros claros y la complejidad genética hacen del proceso una tarea ardua y emocionalmente desafiante.
La JEP aseguró que la entrega del informe forense constituye un acto de rendición de cuentas con las víctimas y una reafirmación de su compromiso con la verdad, la justicia y la reparación.
“Cada contenedor no es solo una evidencia: es una historia, una vida, una familia que sigue esperando”, expresó un representante de la Unidad de Investigación.
El hallazgo en Valledupar reafirma la urgencia de fortalecer la búsqueda de personas desaparecidas y garantizar que ninguna víctima quede en el olvido. En cada fosa, el país sigue enfrentándose a su pasado, con la esperanza de que la verdad sea el camino hacia la reconciliación.