El prolongado aislamiento, la falta de contacto social, la irrupción de hábitos, entre otros cambios a los que nos hemos sometido por la pandemia, han agudizado los problemas de salud mental en el mundo, afectando de manera dramática a los niños, niñas y adolescentes. Los trastornos que se están desencadenando entre los menores requieren atención inmediata, por lo que implementar la cátedra de educación emocional en Colombia, como un instrumento para mitigar los efectos en la población escolar es vital.
Aunque el impacto de la emergencia sanitaria en el bienestar emocional de los menores aún es desconocido, los profesionales médicos advierten un marcado aumento en la demanda de atención a la salud mental. Al encontrarse los niños, niñas y adolescentes en un proceso de maduración son altamente vulnerables, muchos de ellos no son capaces de resolver sus conflictos, angustias y experiencias socio-afectivas de manera adecuada, originando interferencias significativas en su desarrollo y bienestar.
Para atender esta creciente problemática y prevenir conductas de riesgos que afecten la salud emocional de los menores, es indispensable potenciar el desarrollo de las competencias emocionales, a partir del bienestar personal y social. Este proceso educativo, que debe ser continuo y permanente, entrará a resolver necesidades sociales no atendidas por la educación tradicional, reconociendo la importancia de la salud mental y la necesidad de identificar conductas de riesgo y los problemas que están afectando la niñez, infancia y adolescencia en Colombia.
Distintos estudios académicos aseguran que la educación emocional con carácter preventivo tiene efectos positivos, significativos y duraderos en la salud mental y el manejo de emociones en los niños, niñas y jóvenes. Se ha evidenciado que promover habilidades para la vida y competencias emocionales contribuye a la solución pacífica de conflictos, impulsa el potencial humano y el desarrollo integral del ser, fomenta la autonomía, la toma de decisiones asertivas, así como también, mejora el desempeño académico, la salud física, la interacción social, las relaciones interpersonales, lo que se traduce en una mejor calidad de vida.
De acuerdo con el informe sobre el impacto de la cuarentena en los menores de edad en el país, realizado por el Instituto Colombiano de Neurociencias en el 2020, el 88% de los niños y niñas tiene algún signo de efecto negativo en la salud mental tras la pandemia. Una señal de alerta sobre los riesgos que están enfrentando las nuevas generaciones. A nivel mundial, las cifras resultan aterradoras, según la Organización Mundial de la Salud (OMS) “En todo el mundo, se estima que entre el 10% y el 20% de los adolescentes experimentan trastornos mentales, pero estos no se diagnostican ni se tratan adecuadamente”.
Con el propósito de potenciar el desarrollo de habilidades para la vida y competencias emocionales en la comunidad educativa, junto a un grupo de parlamentarios de distintas bancadas, hemos radicado en el Congreso de la República el Proyecto de Ley 438 de 2021 Senado, que crea e implementa la cátedra de educación emocional en los niveles preescolar, básica y media, en concordancia con el proyecto educativo institucional PEI de todas las instituciones educativas del país. Una propuesta que fue construida con el apoyo del Programa de Desarrollo Psicoafectivo y Educación Emocional – Pisotón de la Universidad del Norte, referente académico en temas de educación emocional a nivel nacional e internacional y el Observatorio de la Gestión Educativa de la organización Empresarios por la Educación (ExE).
Este proyecto de ley además de incluir la educación emocional como asignatura obligatoria en todos los colegios del país, propone un proceso formativo a los docentes, cuidadores, trabajadores sociales y orientadores, de igual forma, establece los lineamientos generales para la implementación de la cátedra, la creación de la Comisión Nacional de Seguimiento y Evaluación de la Cátedra de Educación Emocional, las rutas de atención, protección y restablecimiento de derechos existentes para garantizar el acompañamiento, entre otras disposiciones.
El bienestar emocional y el desarrollo integral de los niños, niñas y adolescentes en el país es una prioridad. Vamos darles a nuestros menores todas las herramientas para que puedan enfrentar la situación actual de la mejor manera, sin duda alguna la salud mental debe ser atendida como un problema de salud pública e implementar la cátedra de educación emocional es un paso en este reconocimiento de la problemática.