La secretaría de Educación de Maicao rechazó tajantemente los actos vandálicos que se registraron en la Institución Educativa Indígena No.3, sede Pueblito Wayuu, en hechos ocurridos la mañana del domingo ocho de diciembre.
Según explicó la secretaría, la sede educativa fue vandalizada, con la destrucción de aulas, baterías sanitarias y elementos de trabajo, afectando directamente las condiciones de aprendizaje de los estudiantes y las labores de los docentes.
“Este lamentable acto se suma a un historial de situaciones conflictivas derivadas del manejo arbitrario y extorsivo de ciertas figuras de autoridad tradicional, que han vulnerado los derechos de los etnoeducadores y quebrantado la vocación docente en la región”, asevera la secretaría en un comunicado.
Precisa que la sede “Pueblito Wayuu” se encontraba inicialmente en terrenos pertenecientes a la autoridad tradicional, pero debido a circunstancias adversas, como el consumo frecuente de alcohol, el manejo inadecuado de excretas y conductas inapropiadas frente a los niños y niñas, el grupo docente impulsó la adquisición de un nuevo terreno.
Con el apoyo de instituciones internacionales presentes en Maicao, se logró la adecuación del sitio, elementos e infraestructura, que fueron destruidos.
“Reconocemos el papel de las autoridades tradicionales wayuu como actores fundamentales en los procesos administrativos y pedagógicos de las instituciones educativas étnicas indígenas (EEEI). Aplaudimos a aquellas autoridades que, de manera crítica y constructiva, contribuyen al fortalecimiento de la educación y al respeto por la labor docente. Sin embargo, resulta inaceptable que algunos individuos, en nombre de su rol como autoridad, actúen de manera radical, arbitraria y con intereses personales que vulneran los derechos de los etnoeducadores y atentan contra el bienestar de las comunidades escolares”, se señala en la comunicación.
Hace un llamado para que cesen estos actos, que respeten los bienes comunes y valoren los espacios educativos, además de la reparación del daño por parte de los responsables, que asuman compromiso con la reconstrucción y el cuidado de la escuela, como también el respeto por la integridad de docentes, rector y defensores institucionales.
“Estos actos no solo ponen en peligro la continuidad de los procesos educativos, sino que también sepultan los sueños y esperanzas de las niñas, niños y adolescentes, quienes son los más afectados por estas acciones”, concluye la secretaría.