Por: Olimpia Palmar
Para José Manuel Pana, el día comienza a las 2 de la mañana. Al despertarse ordena sus ideas y piensa en sus 36 hijos, sobrinos, nietos y en aquellos que aún no nacen. Recorre el corral y cada centímetro del patio de su casa en la comunidad Kurtimaana cerca de Caraacachon. Él es un hombre que, desde hace muchos años, edifica con sus palabras y pensamientos la paz en La Guajira, es un Putchipüt.
Pana, es heredero de un cúmulo de conocimientos wayúu, una charla termina siendo un gran aprendizaje. “La alimentación de los wayúu, no es casual es sabia, ella nos permite escuchar y pensar”, sonríe mientras acaricia su celular que repica. Continua su exposición con un wayuunaiki pronunciado muy bien y sin afanes; “la juventud de ahora no se valora, no se sienta a escuchar o pensar, la vida se le va, ellos mismo la deterioran, porque le quitan su valor”.
Traga fuerte y continúa, “la vida es tan sagrada como la palabra, porque cuando se atenta contra la vida solo la palabra puede defenderla y para la continuidad de la vida plena se recrea la palabra”. Guarda silencio por unos minutos, como si ese silencio le aconsejara lo que va a decir; “tenemos tres dimensiones para la vida, lo primero es la tierra que es donde habitamos y donde muere nuestro cuerpo, después el agua porque nadie puede vivir sin agua y la tercera es la sal que representa el sabor, nadie come con gusto algo que no tenga sabor”.


El sistema normativo wayúu, es otro elemento de identidad muy arraigado a este pueblo; “es diferente para los alijunas. La justicia es que te metan preso en una cárcel. Para nosotros es asumir la responsabilidad colectivamente, que nuestros tíos respondan por ese hecho, que entregue los bienes de nuestra familia, para acabar con los conflictos”. Es que, según este Putchipüt, ningún wayúu debería ir a la cárcel; “no hay mejor justicia, que el victimario vaya de casa en casa informando sobre los hechos que cometió y realzando la honra del que fue agraviado”. Esas visitas son llamadas ounuawa que consiste en acudir a la solidaridad de la familia y de los amigos para recolectar los bienes que la familia de la víctima ha exigido para conciliar.


No tiene las cifras de cuantos problemas ha resuelto, pero sí tiene claro que es la esencia de su vida. José Manuel Pana o Jusemanue como le dicen en wayuunaiki, ofrenda siempre la palabra para defender la sacralidad de la vida; “ningún Putchipüt, fue a la escuela a aprender a ser Putchipüt, yo aprendí con mis tíos, escuchando, aprendiendo a que se vive cuidando”.
El celular vuelve a repicar, José Manuel contesta para confirmar que llegará apenas termine una entrevista, vuelve a guardar silencio, esta vez un poco más extenso y finalmente confiesa su mayor preocupación “Las mujeres ahora cargan armamento, atetando contra la sacralidad de la vida, para los wayuu las mujeres no pueden atentar contra la vida, ni siquiera para defenderla. Pero ahora con la convivencia de los alijunas nuestras mujeres portan arman, y ya no creen en la palabra”. Para la cultura wayuu, las mujeres son el eje que sostiene los elementos de la identidad y espiritualidad “así como el Putchipüt recrea la palabra las mujeres recrean la vida”.


Antes de marcharse a llevar una palabra, José Manuel Pana nos regaló esta reflexión; “hay que valorar la vida, y para eso es necesario escuchar a los viejos y quien atente contra la vida y contra la palabra apuesta al exterminio de su eiruku”.
Hace unos días un desalmado acabó con la integridad de este defensor de la paz, hace unos días unas balas callaron sus palabras, hace unos días el desvalor atentó con la sabiduría wayúu.


Lastimosamente es así, acabaron con un conocedor de la cultura, quién la valoraba y enseñaba como eran las cosas para poder vivir en paz, pero siempre lo dijiste si una mujer wayúu no piensa, ni consilia, puede Ser la destrucción de una familia. Hoy callaron tú voz pero tus enseñanzas replicará, descansa en paz y que tú viaje a jepirra sea lleno de gozo allá tendrás un espacio bendito dónde cuidarás de los tuyos y de quienes te recordaremos toda la vida cómo ese wayúu correcto en su vida. Hasta pronto, solo llevas un paso adelante.
Fue un gran hombre que defendia el pueblo wayuu y sus comunidades mas que bien muy correcto en sus cosas como lo llamaban de cariño viejo descansa en paz mi abuelito te vamos a extrañar mucho