En plena carrera por resolver el inminente déficit de gas en Colombia, ha emergido un conflicto técnico, institucional y político entre Ecopetrol y TGI (Transportadora de Gas Internacional). La disputa gira en torno a cuál proyecto de importación de gas debería liderar el país, y cómo esa decisión impacta directamente al territorio guajiro.
Según un reciente reporte de Semana, Ecopetrol acaba de abrir un proceso para contratar un barco de regasificación en Coveñas —proyecto que TGI asegura ya había previsto para su propuesta en la Plataforma Ballenas en La Guajira.
Dos caminos distintos, una misma urgencia
La opción de TGI propone ubicar la regasificadora en la plataforma Ballenas, conectándose al gasoducto de esa zona para abarcar la demanda del norte del país. Sin embargo, Ecopetrol argumenta que ese planteamiento tiene fallas técnicas y costos escondidos, y presenta a Coveñas como alternativa más segura y lista para ejecutar.
TGI ha respondido defendiendo su propuesta como viable y competitiva. Según la empresa, una regasificadora en La Guajira podría reducir el precio del gas en al menos un 20 % frente a las tarifas actuales.
Además, insiste en que ambos proyectos podrían coexistir para garantizar oferta energética suficiente.
Por su parte, Ecopetrol reconoce la alternativa de TGI, pero sostiene que su prioridad sigue siendo Coveñas. Ricardo Roa, presidente de la empresa estatal, afirmó que responderá favorablemente la solicitud de conexión de TGI al ducto Chuchupa B – Ballenas, lo que representa un paso decisivo hacia una alianza posible.
¿Qué está en juego para La Guajira?
Este conflicto no es solo técnico: tiene consecuencias reales para la región guajira. Si TGI logra consolidar su proyecto en Ballenas, La Guajira se posicionaría como epicentro energético del Caribe colombiano. Esto podría traducirse en inversión local, empleo, acceso cercano a servicios energéticos y fortalecimiento de infraestructura.
Por otro lado, si Ecopetrol consolida su regasificadora en Coveñas y limita los accesos al ducto para TGI, La Guajira podría quedar relegada o convertirse en zona de tránsito más que en beneficiaria directa del desarrollo energético.
Además, para todo el país está en juego la seguridad energética: la producción nacional de gas ha venido a la baja, y sin mecanismos de importación sólidos y diversificados, el riesgo de desabastecimiento se acelera.
Hacia una posible resolución
Pese al choque, ambos entes han mostrado señales de acercamiento. TGI ha reiterado su disposición a colaborar con Ecopetrol para construir soluciones conjuntas y Ecopetrol respondió positivamente al derecho de conexión de TGI, lo que abre un camino técnico para sumarse al proyecto Ballenas.
La decisión final determinará qué modelo predominará en la regasificación nacional: uno concentrado, uno diversificado o uno mixto. Pero si hay algo claro, es que La Guajira y el país entero no pueden esperar más para que el gas fluya con estabilidad, precios justos y respeto al territorio.